Puede que el nombre no suene familiar, pero si decimos que es el fundador y alma del Mesón Txistu y del Asador Donostiarra, tenemos claro que estamos ante una auténtica referencia en la gastronomía madrileña,
Don Pedro, como cariñosamente le llaman en la familia del Asador, nació el Lerín, hace exactamente 91 años. Lleva toda una vida dedicando su esfuerzo, cariño y atención, tanto a su trabajo como a las personas que trabajan con él.
Don Pedro es un hacedor de amistades, hilandero de conversaciones y anécdotas, cuida a sus clientes-amigos, sabe disfrutar de su compañía y hacerles sentir como en casa.
Con su cocina típicamente vasco-navarra, lleva desde la década de los 70 dando de comer a varias generaciones de madrileños, de visitantes, turistas, gente de paso y a los que se quedaron para siempre aquí.
Su familia siempre ha sido y es pilar fundamental en su vida. Su mujer Julia y su hija Yula, suponen parte imprescindible de esta historia que ya es historia de nuestra ciudad.
Estas palabras resumen la filosofía de Don Pedro, y nos asoma al secreto de su éxito:
“Nada en el mundo sustituye a la constancia.
El talento no la sustituye, pues nada es tan corriente como los inteligentes frustrados.
Los genios tampoco, ya que resulta un tópico el caso de los genios ignorados.
Ni siquiera la educación sustituye a la constancia, pues el mundo está lleno de fracasados bien educados.
Solamente la constancia y la decisión, lo consiguen todo.”
Si conocéis su cocina, repetid siempre. Si no la conocéis, ya estáis tardando.
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