Hablar de aceitunas es hablar de tradición, de aperitivo, de cañas y vermú, algo muy nuestro… En todas sus variedades, son el encurtido más popular de nuestro país.
Existe una amplia gama según gustos: verdes o negras, con hueso o sin él, rellenas, más curadas, menos curadas, en formato banderilla, y un largo etcétera que hace salivar al pronunciarlo.
Hace 61 años, Don Juan de Dios Peña Timón fundó su empresa de encurtidos en Cáceres, Aceitunas La Extremeña. Después de un par de años se mudó a Madrid, y actualmente está ubicada en Serranillos del Valle (Madrid).
Las olivas proceden en su mayoría de Teruel y del norte de Extremadura. Tras la recolección, son sumergidas en salmuera (solución de agua y sal) durante más de un año,en un proceso lento y respetuoso de la pérdida de su característico sabor amargo.
Su filosofía es resignación y paciencia, para que el fruto evolucione con naturalidad y sin ayuda externa.
Cuentan con un amplio repertorio de referencias, entre las que destaca la línea de productos ecológicos, Joel BioFood, cultivados y envasados con ingredientes naturales y evitando el uso de productos químicos.
En esta línea, se han sustituido los ácidos más comunes por zumo de lima, de limón o de naranja. Tan solo el ácido láctico se mantiene como ingrediente no natural, ya que no han dado (todavía) con una alternativa natural que asegure el PH de la aceituna durante períodos de tres años.
No perdemos la pista de esta empresa innovadora y sostenible, que apuesta por los avances más interesantes en el mercado de los encurtidos.